[Eriol T. Harlaown] Una Niña llamada Ana
Por
Roque A. Espinoza Bravo
el
1.7.14
“¿Sabe usted lo que hay en un niño que sonríe? Un canto a
la vida, un canto a la dicha y un canto al amor”. Julio Martínez.
Cada quien suele seguir
con algún particular interés alguna historia, ya sea la haya leído o la haya
visto en mas de alguna película. Cada quien puede sentirse representado a
través de esas mismas historias, producto del interés que surge de la
identificación del personaje con algún mínimo pasaje de la vida. Estos factores
permiten ayudar a que esta historia se convierta en algo que motive a seguirla
con devoción, con respeto y un ápice de cariño.
Se que muchos en
los últimos días, aquellos que me siguen por las redes sociales me han visto
hacer mención de la serie “Ana de las Tejas Verdes” de 1979, derivada del libro
escrito por Lucy Maud Montgomery y magistralmente animada por el estudio Nippon Animation para el contenedor
infantil del World Masterpiece Theater
de Fuji TV. Esa historia que parte
con una niña sentada en una estación, de aspecto raquítico, cabezona, con pecas
y con un cabello de un particular color rojo. Esa historia en donde una niña huérfana
de nombre Ana Shirley, llega al corazón
de los dos hermanos que componían la familia Cutberth en el pequeño pueblo de Avonlea.
Ana. De la Estación a un Nuevo Hogar
Muchas cosas se
pueden describir del carácter de esta especial niña que a los once años llega
al pueblo de Avonlea, en la Isla
Príncipe Eduardo de Canadá. Era la época del auge del ferrocarril como medio de
transporte innovador de la época, y es de ese modo como esta pecosa niña comienza
su historia.
Y tal como frasea
el primer episodio de la serie animada, Matthew Cutberth se llevó una gran
sorpresa al encontrarse con una niña, en lugar de un niño como lo habían
solicitado al orfanato de la Sra. Spencer,
pues entre los hermanos componentes de la familia (Marilla y Matthew) existía
la necesidad de un muchacho que sirviera a las labores de la granja de la
familia dada la edad de ambos. Sin embargo, ese error fue el punto de partida
para una serie de experiencias que permiten moldear el carácter y los sueños
que a base de la disciplina de Marilla, el afecto de Matthew y la compañía de
su mejor amiga Diana Barry, serán el sostén de su vida en los 6 años que
transcurren de la historia. Y es que si existe una particularidad en este relato,
es que puedes ser testigo del crecimiento y la formación de la pequeña Ana.
En un comienzo, se
puede ver a una Ana pequeña, excesivamente delgada y con un carácter bien
peculiar. Un carácter que llamó la atención de su nueva familia que se encontró
con una niña habladora y con una imaginación que se expandía rápidamente por
cada rincón del gran fundo de los Cutberth y del pueblo en que estaba inserto.
Es por ello que una frase se acuña en la actitud de Ana: eso a lo que le
gustaba “todo aquello que diera espacio a la imaginación”. De hecho en el
principio de la animación se puede visualizar algunos elementos que salen del
convencionalismo de un mundo real, como pequeñas hadas o duendes los que vivían
en ese gran imaginario que componía la mente de la pequeña pelirroja.
Pero no solo de las
fantasías de esta infante se cuenta en esta historia, también existe la
convivencia con un entorno que Ana transforma de algo aburrido y
tradicionalista en algo mucho más creativo y entretenido. Para ello se hace de
la amistad de Diana, una niña vecina de la granja de los Cutberth. Los juegos,
las historias, las reuniones y algunas experiencias, ponen a prueba una amistad
que en el transcurso de la historia se hace cada vez más sólida. Una vida que
le prepara nuevas amistades y una enemistad particular con Gilberth Blythe, un
muchacho con quien entabla una férrea rivalidad en su escuela.
Pero, apelando al
sentido de la duda de muchos de los que leen mis columnas: ¿Qué tiene de
llamativo una historia con todos estos elementos, en algunos casos comunes en
alguna serie ya vista por ustedes o por mí?
Los llevo a la
frase del inicio. Aquellos que conocen bien Candy Candy pudieron conocer el crecimiento de una huérfana y las
diferentes historias que envolvieron su vida. Sin embargo, hay varios atisbos
que establecen diferencias con la historia de Keiko Nagita y Yumiko Igarashi.
Durante el
transcurso de la historia se puede ver una evolución del personaje principal
(Ana) desde que llega a la hacienda de los Cutberth a los 11 años de edad.
Durante ese trayecto se pueden ver procesos de enseñanza que van desde las
estrictas reglas de una familia conservadora protestante, pero saliendo de algúnos
cánones rígidos, lo que marca una clara diferencia con otras historias. Existe
un proceso de formación intelectual reciproco entre el hogar y la escuela. De
hecho, Ana tiene como modelo a seguir a dos mujeres clave en su vida: su
Maestra de Escuela y la Esposa
del Reverendo. Es mas, fue gracias a la primera que tomó la decisión de ingresar
al prestigioso Queen’s College (Hoy Universidad de Queen’s) para realizar su
enseñanza normalista y titularse de Maestra. Pero también es clave el apoyo de
su familia, la cual le apoya en todo sus proyectos, como también de algunas
personas cercanas, como la familia de su mejor amiga Diana.
También se puede
ver una extraordinaria evolución física del personaje, algo que se demuestra
gráficamente en la animación realizada por Nippon Animation en donde este
proceso se lleva casi de manera natural. Explicado de mejor manera, al ver la
animación uno se enfoca tanto en la personalidad de Ana que se olvida que ella
vive un proceso de crecimiento desde la niñez a la adolescencia. Algo que
también viene acompañado de una evolución psicológica de Ana en ese proceso.
Un Paralelo con Nuestra Sociedad
Es inevitable no
hacer comparativos con la sociedad actual. La gran pregunta que me hago tras
ver esta serie es ¿Cómo se forman los niños de hoy en día?
Si de algo se
caracteriza la obra de Maud Montgomery es el riguroso estilo de vida de las
personas, específicamente del campo en los tiempos del 1890. Algo que en mi
país en específico, aún sigue existiendo principalmente en las zonas más
extremas del país. Un estilo de vida rustico, constituyente en levantarse antes
de los primeros rayos del sol, un trabajo intenso durante el transcurso del día
y dormir apenas el sol se pone. Y si bien el ambiente familiar en que se vio
envuelta la vida de Ana en ese tiempo fue bastante estricto por las enseñanzas
de Marilla Cutberth, existió un apoyo irrestricto a todo lo que constituía la
formación personal de la pequeña pelirroja que con el paso del tiempo evolucionó
a un cariño maternal.
Otro elemento
presente dentro de la historia es el rol de la educación rural en la formación
personal de la pequeña Ana. Si bien en los últimos 25 años este tipo de educación
ha ido a la baja en su matrícula producto de la mayor emigración de las
familias a sectores urbanos, esta aún sigue existiendo con matrículas que
incluso llegan a ser de 4 niños por establecimiento. La labor admirable de los
docentes que trabajan en esas escuelas queda de manifiesto en la historia de la
profesora de Ana, la Srta Muriel Stacy, cuyo carácter energético e innovador fue
el aliciente para que la pequeña pelirroja tomara la decisión de convertirse en
maestra e ingresar al prestigioso Queen’s College. Para conseguir ese objetivo
de vida, inició una constante dedicación a los estudios con el fin de lograr
ser la primera de su clase, lo cual le valió una curiosa rivalidad con Gilbert,
un travieso y llamativo compañero que la trató de “Zanahoria” por su pelirrojo
cabello y que provocó el inicio de una curiosa enemistad.
Con todos estos
elementos presentes, podemos formular algunas preguntas respecto a cómo los
niños se forman tanto el su hogar como en el establecimiento educacional al que
asisten. ¿Cómo se forman los niños hoy en día en sus respectivos hogares? ¿Cómo
se forman los profesores en las distintas Universidades, y principalmente hoy
cuando se cuestiona la calidad del currículo, principalmente de algunas
instituciones consideradas como meras “Fábricas de Títulos”? ¿Se ha dejado de
lado la vocación que existía en las antiguas “Escuelas Normales” desaparecidas
en la década de los ochenta? ¿Existe una verdadera labor de motivar a los niños
a alcanzar sus aspiraciones? ¿Se mira al ser humano como una persona con metas
o solo como un instrumento productivo para alcanzar cifras?
…pero aquí no se termina la historia!!!
La historia animada
de Ana de las Tejas Verdes, que contó con la colaboración de Hayao Miyazaki en
los episodios desde el 1 hasta el 17, abarca por completo la obra de Lucy Maud
Montgomery, esa que muestra a Ana Shirley llegando a la estación, hasta tomar
decisiones de vida en momentos difíciles donde requirió hacer ciertos
sacrificios. Sin embargo, la autora continúo con la historia abarcando otras
edades de la pelirroja niña.
Fue así como la
autora escribió otros siete libros más relatando las distintas edades en la
vida de Ana, historia que continuaría con “Ana de Avonlea” que cuenta su
experiencia como profesora de la misma escuela donde estudió junto con su amiga
Diana. Y así suman y siguen los cuentos, pasando por “Ana de la isla”, “Ana de los
Álamos Ventosos”, “Ana y la Casa de sus Sueños”; “Ana de Ingleside”, “El Valle
del Arco Iris” y “Rilla de Ingleside”, este último libro que relata la historia
de la menor de las hijas de Ana y con un acento especial a los sucesos que
marcan la “Primera Guerra Mundial”.
Pero mas allá que
aún no se haya dedicado una animación a la historia posterior de Ana, el
estudio de animación Nippon Animation si realizó una nueva producción para el
mismo World Masterpiece Theater de Fuji TV. Se trata de “Ana, antes de Tejas Verdes” (2009), historia orientada a su vida antes de llegar a Avonlea a vivir
con los Cutberth. En ella se describen las tribulaciones que vive en su
infancia, las mismas que cuenta a Marilla mientras viajan de vuelta al orfanato
cuando esta se decidía a devolverla por el error de la Sra. Spencer por no
haber traído al chico que requerían.
Y por supuesto, no
debemos dejar atrás la película live
action de 1985 hecha para la televisión, producida por Canadian Broadcasting
Corporation y dirigida por Kevin Sullivan, la cual consta de dos partes de 90
minutos y que tuvo una excelente acogida en el público.
Nuestras aspiraciones: Un deseo
Si existe una
enseñanza detrás de esta historia es que cuando existe la motivación, el apoyo,
la inspiración y la voluntad, mucho se puede lograr. Cuando niños en muchos
casos hemos experimentado ese temor al crecimiento, a la incertidumbre de lo
que nos preparan los días que vienen. Y así como la animación me mostró la
naturalidad con que se da ese proceso, también me permitió mostrar un camino
que a veces cuando se recorre, se encuentran cosas que no siempre permite ver
lo bueno del camino.
Las experiencias
permiten modelar caminos, rutas de navegación y deseos que si bien no son el ciento
por ciento alcanzables, pueden ser lo más aproximables a ello. Y así como Ana
tuvo que tomar a los 16 años una dolorosa decisión por el bien del entorno que
la acogió, cada uno de nosotros en algún futuro cercano nos veremos en la necesidad
de renunciar a algún deseo propio por el bien de alguien querido.
Date cuenta que aún
queda mucho por aprender, que en algún momento tal como una niña pelirroja tuvo
que experimentar situaciones, tu también las tuviste, las tendrás que conocer o
las conocerás por medio de otro ser querido que nazca de tu entorno.
¡Nos vemos en otra
ocasión Ana!