La Jirafa de Harina - Criticación: Scott Pilgrim Vs. The World

Por el 30.4.11
[Criticación: término que se usa para indicar una crítica o reseña 100% subjetiva]

En una época en que todos los grandes estudios cinematográficos deciden seguir la moda de querer hacer el próximo “The Dark Knight” con sus licencias de cómics (es decir, entornos y tramas oscuros, con personajes llenos de traumas y problemas, dirigida a un público adulto y aprovechando el morbo de ver una versión “realista” de sus superhéroes favoritos, llenos de sangre, tensión y muertes SÓLO por el hecho de verse oscuros y malos), Edgar Wright (el director de “Shaun Of The Dead” y “Hot Fuzz”) decide (gracias al cielo) mandar al cuerno toda esa ideología de la oscuridad vende y, en cambio, decide tomar la novela gráfica de Bryan Lee O’Malley en sus manos para crear un tributo a lo que más le gusta: los videojuegos, los cómics y la música indie; todo reunido en un paquete con forma de película.

Bienvenidos a la mente de Scott Pilgrim, el bajista algo geek de una mediocre banda indie llamada Sex Bob-Omb que vive en un lugar donde los eventos que sólo se ven en los videojuegos son cosas de la vida diaria (para él, al menos). Su objetivo en la vida, además de hacer todo lo posible para que la gente lo considere genial, es conquistar a Ramona Flowers, la chica de sus sueños. Para lograrlo, debe vencer a los integrantes de la Liga de los exes malvados, siete ex novios de Ramona quienes controlan el futuro de su vida amorosa valiéndose de las poderosas habilidades que les enseñaron en donde sea que se entrenan los luchadores de Tekken entre juego y juego. La frase “el amor es un campo de batalla” toma un sentido bastante literal en ésta ocasión.

A primera vista, la trama puede parecer bastante simple y medio tontilla, y no mentiré, en verdad lo es. Aunque en el fondo sea una historia de amor geek, esa es, básicamente, la trama completa. Una historia tan simple como las que nos hacían salir a viajar por algún reino fantástico de 8, 16 o 32 bits para tratar de salvar a alguna princesa de la cuál sólo recibíamos las gracias, que fue creada para que conviviera perfectamente con el extraño mundo que es la mística tierra de Toronto, Canadá, hogar de Scott. Pero a pesar de lo sencilla que pueda verse, la trama cuenta con un nivel más profundo. Las peleas con los exes se pueden considerar una especie de metáfora sobre todos esos obstáculos que uno debe de vencer para poder crecer y madurar, y así estar listo para tener una verdadera relación con el ser amado. Sólo digo que al final del día no es TAN simple como aparenta…

Lo que hace que “Scott Pilgrim” sobresalga es que, siendo una cinta con un alto contenido referencial, no se va por el camino fácil de parodiar o referenciar a la cultura popular y dejarlo ahí. Aunque hay miles de referencias a lo largo de la película, su propósito no se limita a hacer que la gente se ría al escuchar alguna tonadita de Super Mario World sólo porque les recuerda a que lo jugaron alguna vez, sino que en su mayoría están ahí para mejorar la experiencia audiovisual, para dimensionalizar el universo y que entendamos mejor cómo ve al mundo el personaje principal. Al igual que en sus otras dos producciones, el humor de Edgar Wright es guiado por los personajes y sus personalidades, para lo cual se requieren, efectivamente, personajes únicos y entretenidos (cosa que no es fácil de hacer...). En resumen, los miembros del staff no consideran que su público sea una bola de seres amorfos faltos de inteligencia y yo, personalmente, se los agradezco.

En el apartado visual, que es lo que más llama la atención, “Scott Pilgrim” es asombrosa. Es rápida, brillante, divertida e innovadora. De principio a fin no deja que los ojos del público descansen, los obliga a viajar a lo largo y ancho de la pantalla en busca de información. Todos los detalles parecen estar meticulosamente cuidados para agregar algo a la historia o a los personajes. Lo mejor es que se toma en serio eso de ser un tributo a los cómics y a los videojuegos. No toma sus elementos así nada más porque sí, nada más porque seguro se veían bien padres: los emula hasta convertir a la película en el RPG de la vida de Scott. Las peleas, por ejemplo, son una lección de coreografías de batalla. Excepto por las películas de Kung Fu, no había visto peleas tan bien armadas en años; ninguna se ve hecha al ahí se va, todas son diferentes y únicas, resaltando cada una por sus propios méritos.

En sí, la película es casi perfecta (nótese el uso de la palabra “casi”). Claro que, entre tanta belleza visual, tenía que haber un punto malo. La película peca de querer verse BIEN Indie y Hipster porque “es lo de hoy”, cosa que puede alejar a más de uno. Pero bueno, tanta gloriosidad no podía venir gratis...

A pesar de lo asombrosamente genial que es, tiene dos SERIOS problemas. El primero y más grande es el personaje principal. Scott Pilgrim pasa de ser un geek querible a convertirse en la persona más insensible, egocéntrica, grosera e idiota que he visto, en menos de treinta minutos. No sólo debemos aguantar el hecho de que SUDA la necesidad de que TODOS lo consideremos como la persona más genial del universo sino que hay que sentirnos identificados por un ser tan despreciable como él. Al comienza de la película Scott se encuentra saliendo con una chica de diecisiete años, Knives, a quien "usa" para olvidarse de su antigua relación. Justo en el momento que conoce a alguien que considera más interesante (más hipster, diríamos algunos), Scott la desecha como un pedazo de papel arrugado porque "ya fue". Como si eso no fuera suficiente, tiene el descaro de ignorarla sólo porque ella ya no es lo que está de moda sin tomar en cuenta los sentimientos de la pobre chica.

De todas formas, no sé qué le ve Scott a Ramona fuera de su aspecto soberanamente hipster, Knives es una persona más interesante y querible en infinidad de niveles, al menos demuestra tener emociones. Entiendo perfectamente que es la historia de cómo Scott madura y deja de ser un niñato, pero no me parece que llevarlo a estos extremos fuera necesario. Por lo poco que he leído de su contraparte ilustrada, ese otro Scott parece ser un buen tipo, algo despistado y enfrascado en su propio mundo, pero no aparenta ser alguien así de desagradable. En verdad no deseaba que al final Scott se quedara con la chica; nadie se merece a un chico tan desagradable a su lado, ni siquiera aquel insípido espacio en blanco llamado Ramona Flowers. ¡Hasta ella describe la actitud de Scott como tonta y cruel! Quiero pensar que es por culpa de Michael Cera, el actor que interpreta a Scott en la cinta...

No tengo nada en contra de éste pobre individuo. No soy de aquellos que opinan que una película seguro es una mugre sólo porque aparece él, pero tampoco me emociona cuando sale en alguna. El problema reside en que él es víctima del mismo síndrome de Hugh Grant, es decir, en ésta película vemos a Michael Cera interpretando a Michael Cera usando el nombre de Scott Pilgrim. Tan igual actúa Cera en todas sus películas que llegué al extremo de que me extrañara que le llamaran "Scott" cuando todos sabemos que su nombre es "Michael".

Por culpa de eso, en ningún momento quise apoyar a Scott en su objetivo. Lo único que me hacía desear que venciera sus obstáculos en lugar de orar para su pronta y justa muerte, era porque quería averiguar qué pasaría después, cómo sería el próximo ex, qué harían con éste intrigante universo que me presentaron. Todos los demás personajes eran tan divertidos, todos los diálogos tan precisos y las situaciones tan entretenidas que sabía que era necesario que Scott venciera para que siguiera disfrutando de todo ello. Y eso, hace que lo odie aún más...

El otro problema que tiene la película es, precisamente, todo aquello que la hace tan maravillosa. La decisión de crear un mundo tan colorido, rápido y referencial como lo es la misteriosa tierra de Toronto, Canadá, es precisamente la razón que causó el fracaso en taquilla en Estados Unidos, y la decisión de sólo traer 26 copias de Scott Pilgrim para ser distribuida en todo México. Al ser una película con un estilo tan peculiar, orientada a todos los que crecimos con un control de NES o SNES en la mano, con una edición tan rápida en donde cada escena dura lo mismo que un panel de cómic, puede llegar a aislar a cualquier individuo que tenga más de veintisiete años. He oído que algunos de estos individuos la describen como un río interminable de efectos especiales sin sentido ni sustento, dedicado a pequeños niños de doce años que se emocionan por las luces brillantes. Ellos se lo pierden.

Pero, una vez superadas estos detalles en su contra, finalmente es una entretenida demostración de lo que se puede hacer en el apartado técnico y una de las mejores películas del 2010, aunque, dada la posibilidad de que el protagonista pueda recordarle a muchas chicas a algún pasado ex novio que aparentan que nunca existió, y al final puede lucir como una fantasía masculina (con un dejo de misoginia) en todo su esplendor, es fácil imaginar quiénes son más propensos a disfrutarla…


Nota del Editor: ANMTV no es solo un sitio de noticias, nosotros también publicamos columnas/opiniones de nuestros miembros, justo como esta. No obstante, aclaramos que estas no necesariamente representan las opiniones de ANMTV como un todo, es decir, las columnas y sus opiniones están bajo la completa responsabilidad de sus autores