Reseña - Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer
Por
Unknown
el
22.6.15
¿Qué tiene Dragon Ball que encanta a los admiradores? Escrito y dibujado por Akira Toriyama, Dragon Ball se ha convertido en uno de los animes con más peso dentro de la industria. Simplemente se resiste a irse al olvido y hoy por hoy, se puede decir que es tan famoso que personas que incluso no ven ni conocen de anime, ubican la serie y saben quién es Goku o Vegeta.
En el 2013 todos vimos con emoción, el regreso triunfal a la pantalla grande de los personajes de Toriyama en Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses, que sinceramente no cumplió con mis expectativas en casi ningún sentido, pero bueno, ese es otro tema. El caso es que hace unos días se estrenó en Latinoamérica y otros rincones del mundo, Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer, la cual había despertado en propios y extraños una gran curiosidad mezclada con una fascinación latente, que a su vez era inspirada en su mayor parte, por la nostalgia de la anhelada infancia y adolescencia de muchos.
En está ocasión los guerreros Z se enfrentan a uno de los villanos más emblemáticos de la saga (de nuevo), Freezer, quien es resucitado por sus fieles seguidores, entre ellos Tagoma y Sorbet, este último es el líder en turno que decide ir a la tierra en busca de la esferas del dragón para poder llevar a cabo su malévolo plan y rescatar a su amadísimo líder de la entrañas del infierno de la tierra. Hasta aquí vamos bien.
Sin embargo, todo transcurre muy rápido a partir de este punto. Freezer vuelve a la vida, luego de que Sorbet pide el deseo, lo llevan a su guarida porque su amo está hecho añicos y lo meten a una especie de máquina para que se “arme” por así decirlo; la verdad esto me pareció un tanto absurdo, porque si Shen Long puede cumplir cualquier clase de deseo, no veo porqué mandar a Freezer hecho pedacitos, ¿Por qué no traerlo armado y ya?, quizá me falta más documentación para entender esto.
Cuando Freezer resucita, disfruté en demasía la voz de Gerardo Reyero, realmente su interpretación se mantiene fresca y fue de las pocas cosas que rescaté del personaje, pues a lo largo de la cinta, el temible villano que en un principio, hizo temblar a todos con su palpable maldad, pronto queda relegado durante la trama. Como antagonista quedó por un lado, no supieron a provechar su potencial como personaje, a mi parecer, debido a que aunque regresa con más poder y con otra evolución, para Goku resulta un juego de niños el tener que vencerlo. Aquí es donde se puede decir que, mucho ruido y pocas nueces.
Lo mismo pasa con las transformaciones de Goku y Vegeta, fue algo rápido y al grano, lo cual estuvo en parte bien; la película pasa como un capítulo largo de la serie, pero sin tanto relleno y sin tanto titubeo. Mario Castañeda (Goku) y René García (Vegeta) demuestran que aún pueden interpretar con éxito a los personajes que los fans quieren tanto. Hay momentos sumamente hilarantes que protagonizan estos dos, pero no al borde de la ridiculez como el bailecito que todos recordamos de la cinta anterior, lo cual representa un alivio.
Ismael Larumbe presta su voz al personaje de Ten Shin Han, quien tiene más aparición durante el metraje, lo cual encanta, al igual que su nuevo traje. Adicional, una introducción a un nuevo personaje a la saga de Dragon Ball se disfruta en demasía, Jaco el Patrullero Galáctico, para algunos un personaje que ya conocían por ser también de la autoría de Toriyama; será un deleite el poder ver a este entrañable personaje. Como dije, la película es graciosa casi sin caer en lo ridículo.
De hecho, percibí que se perdió un poco de seriedad en comparación a la serie animada, ya que si le bajan dos rayitas a la violencia, pero se entiende, por su clasificación. Como obra canónica, Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer, tiene faltas considerables. Pero hay que entender que hay nuevos seguidores, los tiempos son otros y se nota que la saga va a seguir con vida y hay que aceptar que tendrá ciertos giros.
Las peleas son estupendas, es una animación bastante decente, acompañada de una narrativa fluida, tan fluida que cuando menos te lo esperas, ya estás viendo los créditos finales (no olviden quedarse a la escena post-créditos) y te preguntas ¿Es todo? La acción es punto clave, en eso cumple, pero los argumentos decaen un poco, cayendo en los clichés que caracterizan a Dragon Ball.
Si está esperando ver un acontecimiento asombroso, olvídenlo, la cinta es disfrutable, sinceramente me gustó mucho más que la anterior, sin embargo, se siente como que es más de los mismo. Quizá si se hubieran atrevido a reinventar o innovar, o simplemente aprovechar mejor las circunstancias el resultado habría variado notablemente.
Del doblaje, ya ni hablamos, de antemano les digo que es tan genial como siempre. Wiss (Arturo Castañeda) los hará reír bastante, yo la pase muy bien escuchándolo. Piccoro (Carlos Segundo) es sencillamente el mismo de siempre, parece como si el tiempo no hubiese transcurrido. La dirección de Eduardo Garza (Krilin), es destacable, logra unir todas las piezas y como prometieron, respetando muchos de los aspectos del producto original.
Garza ha demostrado ser bastante perfeccionista, así que no existe temor cuando el proyecto se encuentra en sus manos, él sabe cómo complacer a los fans, aunque algunos queden inconformes. El resto del reparto se completa con José Luis Orozco (Bills), Cristina Camargo (Androide #18), Rocio Garcel (Bulma), Carola Vázquez (Videl), Bruno Coronel (Jaco), entre otros.
En resumen y para no alargar esto, Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer se queda en término medio, logra ser mucho mejor que La Batalla de los dioses, sin llegar a ser tan épica como esperaba; no es una decepción pero tampoco es acontecimiento del siglo. Esperamos sopesar mejor las cosas con la nueva serie animada que tendrá estreno en este lado del charco a finales de este año.
Aquí el diseño de los vestuarios en los personajes, funcionaron de maravilla para mí, ya veremos qué tal resulta con el diseño que les darán a los personajes en Dragon Ball Super. Esperemos que las cosas lleguen por lo menos a acercarse a las expectativas de muchos, este es un regreso que se augura triunfal, para una de las sagas que se resiste a la extinción.
Atención: Contiene spoilers del argumento.
En el 2013 todos vimos con emoción, el regreso triunfal a la pantalla grande de los personajes de Toriyama en Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses, que sinceramente no cumplió con mis expectativas en casi ningún sentido, pero bueno, ese es otro tema. El caso es que hace unos días se estrenó en Latinoamérica y otros rincones del mundo, Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer, la cual había despertado en propios y extraños una gran curiosidad mezclada con una fascinación latente, que a su vez era inspirada en su mayor parte, por la nostalgia de la anhelada infancia y adolescencia de muchos.
En está ocasión los guerreros Z se enfrentan a uno de los villanos más emblemáticos de la saga (de nuevo), Freezer, quien es resucitado por sus fieles seguidores, entre ellos Tagoma y Sorbet, este último es el líder en turno que decide ir a la tierra en busca de la esferas del dragón para poder llevar a cabo su malévolo plan y rescatar a su amadísimo líder de la entrañas del infierno de la tierra. Hasta aquí vamos bien.
Sin embargo, todo transcurre muy rápido a partir de este punto. Freezer vuelve a la vida, luego de que Sorbet pide el deseo, lo llevan a su guarida porque su amo está hecho añicos y lo meten a una especie de máquina para que se “arme” por así decirlo; la verdad esto me pareció un tanto absurdo, porque si Shen Long puede cumplir cualquier clase de deseo, no veo porqué mandar a Freezer hecho pedacitos, ¿Por qué no traerlo armado y ya?, quizá me falta más documentación para entender esto.
Cuando Freezer resucita, disfruté en demasía la voz de Gerardo Reyero, realmente su interpretación se mantiene fresca y fue de las pocas cosas que rescaté del personaje, pues a lo largo de la cinta, el temible villano que en un principio, hizo temblar a todos con su palpable maldad, pronto queda relegado durante la trama. Como antagonista quedó por un lado, no supieron a provechar su potencial como personaje, a mi parecer, debido a que aunque regresa con más poder y con otra evolución, para Goku resulta un juego de niños el tener que vencerlo. Aquí es donde se puede decir que, mucho ruido y pocas nueces.
Lo mismo pasa con las transformaciones de Goku y Vegeta, fue algo rápido y al grano, lo cual estuvo en parte bien; la película pasa como un capítulo largo de la serie, pero sin tanto relleno y sin tanto titubeo. Mario Castañeda (Goku) y René García (Vegeta) demuestran que aún pueden interpretar con éxito a los personajes que los fans quieren tanto. Hay momentos sumamente hilarantes que protagonizan estos dos, pero no al borde de la ridiculez como el bailecito que todos recordamos de la cinta anterior, lo cual representa un alivio.
Ismael Larumbe presta su voz al personaje de Ten Shin Han, quien tiene más aparición durante el metraje, lo cual encanta, al igual que su nuevo traje. Adicional, una introducción a un nuevo personaje a la saga de Dragon Ball se disfruta en demasía, Jaco el Patrullero Galáctico, para algunos un personaje que ya conocían por ser también de la autoría de Toriyama; será un deleite el poder ver a este entrañable personaje. Como dije, la película es graciosa casi sin caer en lo ridículo.
De hecho, percibí que se perdió un poco de seriedad en comparación a la serie animada, ya que si le bajan dos rayitas a la violencia, pero se entiende, por su clasificación. Como obra canónica, Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer, tiene faltas considerables. Pero hay que entender que hay nuevos seguidores, los tiempos son otros y se nota que la saga va a seguir con vida y hay que aceptar que tendrá ciertos giros.
Las peleas son estupendas, es una animación bastante decente, acompañada de una narrativa fluida, tan fluida que cuando menos te lo esperas, ya estás viendo los créditos finales (no olviden quedarse a la escena post-créditos) y te preguntas ¿Es todo? La acción es punto clave, en eso cumple, pero los argumentos decaen un poco, cayendo en los clichés que caracterizan a Dragon Ball.
Si está esperando ver un acontecimiento asombroso, olvídenlo, la cinta es disfrutable, sinceramente me gustó mucho más que la anterior, sin embargo, se siente como que es más de los mismo. Quizá si se hubieran atrevido a reinventar o innovar, o simplemente aprovechar mejor las circunstancias el resultado habría variado notablemente.
Del doblaje, ya ni hablamos, de antemano les digo que es tan genial como siempre. Wiss (Arturo Castañeda) los hará reír bastante, yo la pase muy bien escuchándolo. Piccoro (Carlos Segundo) es sencillamente el mismo de siempre, parece como si el tiempo no hubiese transcurrido. La dirección de Eduardo Garza (Krilin), es destacable, logra unir todas las piezas y como prometieron, respetando muchos de los aspectos del producto original.
Garza ha demostrado ser bastante perfeccionista, así que no existe temor cuando el proyecto se encuentra en sus manos, él sabe cómo complacer a los fans, aunque algunos queden inconformes. El resto del reparto se completa con José Luis Orozco (Bills), Cristina Camargo (Androide #18), Rocio Garcel (Bulma), Carola Vázquez (Videl), Bruno Coronel (Jaco), entre otros.
En resumen y para no alargar esto, Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer se queda en término medio, logra ser mucho mejor que La Batalla de los dioses, sin llegar a ser tan épica como esperaba; no es una decepción pero tampoco es acontecimiento del siglo. Esperamos sopesar mejor las cosas con la nueva serie animada que tendrá estreno en este lado del charco a finales de este año.
Aquí el diseño de los vestuarios en los personajes, funcionaron de maravilla para mí, ya veremos qué tal resulta con el diseño que les darán a los personajes en Dragon Ball Super. Esperemos que las cosas lleguen por lo menos a acercarse a las expectativas de muchos, este es un regreso que se augura triunfal, para una de las sagas que se resiste a la extinción.